Bebés 0-1 año

Las cosquillas y los niños

Juegos

 

A los papás les encanta que sus hijos se rían y sabemos que la risa genera múltiples beneficios como la sociabilización y la expresión de emociones, además, produce liberación de sustancias que relajan y disminuyen el estrés en las personas.

Una de las formas más comunes para lograr hacer reír a un niño es a través de las cosquillas ya que desde pequeños a los bebés les genera una sensación de risa si estimulamos áreas sensibles como la mejilla o el cuello. Con la edad, varían las zonas de mayor sensibilidad siendo los pies, la espalda, el estómago y las axilas lugares que detonan las risas si se hacen cosquillas.

Pero te has cuestionado si a tu hijo ¿le gusta que le hagan cosquillas? Estas son ampliamente aceptadas por la familia y es un juego entretenido que conlleva risas tanto para el niño como para el adulto, pero es un tema en el que debemos poner especial atención y cuidado ya que lo puede parecer un simple juego inocente puede ser algo desagradable para el pequeño que no sabe cómo expresarse. No cuesta mucho encontrar a adultos que no se sienten cómodos cuando les hacen cosquillas, por lo que no es difícil pensar que para algunos niños puede ser igual.

Lo que hace a las cosquillas algo problemático, es que los niños no pueden determinar cuándo parar el juego ya que la risa es una respuesta automática a las cosquillas, no es una respuesta sobre la que el niño tiene decisión, por lo que quien hace las cosquillas decide por cuánto tiempo lo hace. Es bueno estar en contacto con tu pequeño, pero debemos tener cuidado de construir confianza a través de actividades que sean agradables para ambos.

Otro aspecto importante de las cosquillas es que se relacionan con cómo el niño toma conciencia de su cuerpo. Al estimular distintas partes, el niño va desarrollando la parte sensorial junto con la confianza.

Si jugamos a las cosquillas, cuidemos el exceso y hagámoslo en la intimidad del hogar y no en espacios abiertos o reuniones familiares ya que es común que cualquiera desee unirse al juego y en este sentido hay que respetar la intimidad del niño, por lo que debe ser realizado por personas en la que él confíe y así enseñamos al niño que no cualquiera puede tocarlo.

Como no podemos leer la mente infantil, debemos poner especial atención a la reacción del niño, si se cansa, llora o se enoja. Ellos quieren que nos acerquemos, que les pongamos atención, que los hagamos reír, pero no necesariamente su risa debe provenir de las cosquillas, podemos inventar juegos que tengan el contacto, la sorpresa y la entretención pero que respeten al niño y generen diversión y confianza entre el bebé y los padres mientras juegan.

 
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